No hay forma fácil de crecer. No al menos si quieres hacerlo sin venderte. Ciclonautas lo saben bien. Por eso no cambian de piel por moda, sino por instinto. Como hacen los bichos que sobreviven al desierto. Como hacen los que todavía creen que la música puede doler, curar y abrir camino.
Ecdisis no es un giro ni una reinvención. Es el paso natural de un grupo que ha sabido escucharse por dentro antes de hablar de más hacia fuera. Ocho canciones trabajadas entre Argentina y Navarra, paridas sin prisas y con una libertad que a estas alturas se han ganado a pulso. Desde su primer álbum doble en 2014, Mai Medina, Txo Pintor y Alén Ayerdi han ido puliendo su fórmula: rock crudo, mezcla de ADN argentino, calle navarra y escuela anglosajona. Y aquí, en este cuarto disco, la fórmula brilla sin maquillar nada.
Riffs como dunas, baterías que respiran, bajos que laten
“Huellas” abre el disco con la emoción justa, sin empalagar. Medio tiempo denso, memoria viva. Le sigue “El Animal”, un trallazo con alma de himno, coros gospel que elevan sin robar peso, y un break que confirma lo evidente: Txo no toca el bajo, lo convierte en columna vertebral. De lo que suene bien o no, depende más de él que de nadie. No hay trío en este país que suene tan sólido con tan poco artificio. Y eso, en gran parte, es mérito suyo.
“Chinche Verde” te clava las teclas en la piel, entre fraseo venenoso y riffs secos. “Banderas Negras” se arrastra como una tormenta lenta: te abraza, te asfixia y te revienta por dentro. “En mi espacio sideral” llega como un western galáctico, hipnótico, con aires chamánicos. Y cierran con tres piezas afiladas: la crítica desde fuera (El Listo), la desde dentro (Mi Estupidez) y la de dentro hacia adentro (Cansado de mí). Aquí, lo que queda es cicatriz. Pero de las que enseñan, no de las que se tapan.
Gira, escena y verdad
La Suerte Está Echada es la gira que les está llevando por todo el Estado con una dupla de lujo: Malaputa, la banda de Kolibrí y Piñas (hermanos de sangre de Alén en Marea), y en fechas puntuales, Rienda Suelta, jóvenes con las ganas intactas y el colmillo recién afilado. En abril cruzan el charco para tocar en el Quilmes Rock de Argentina. Allí donde ya han plantado la semilla, allí donde siguen creciendo canción a canción, abrazo a abrazo.
En un panorama donde muchos corren para no llegar a ningún lado, Ciclonautas siguen apostando por lo que perdura. No buscan viralidad, buscan verdad. Y eso, hoy, es más peligroso —y valioso— que nunca.
Quien no sabe quedarse vacío, jamás sabrá llenarse de verdad.