Anoche, el Palau de la Música de Valencia fue el escenario de un encuentro que no se olvidará fácilmente. Los de Marras al completo, compartieron tablas con Les Veus de la Memòria, el coro formado por personas con alzhéimer, en un concierto benéfico a favor de AFAV (Asociación de Familiares de Alzheimer de Valencia). Y, claro, más de 300 personas se sumaron a una noche donde el rock y la memoria se dieron la mano, demostrando que la música es mucho más que entretenimiento: es resistencia.
Les Veus de la Memòria: la música que lucha contra el olvido
Bajo la dirección de Sole y Raúl, que han sido el corazón y el alma de esta iniciativa, el coro arrancó con “Eso que tú me das” de Pau Donés, dejando claro que la música sigue siendo el mejor antídoto contra el olvido. Con «La princesa de mis sueños» y un potente cierre con “A quién le importa” de Alaska, el público no pudo evitar dejarse llevar por las palmas y la energía que emanaba del escenario. Aquí, la memoria puede fallar, pero el poder de las canciones sigue en pie.
Los de Marras, acústico pero con su alma intacta
Cuando Los de Marras subieron al escenario, lo hicieron con ese toque único que los hace cercanos y brutales a la vez. En un formato acústico, pero sin perder un ápice de fuerza, comenzaron con “Rotos”. Guitarra clásica, cajón, bajo… lo justo para crear esa atmósfera especial sin dejar de ser ellos mismos. Para rematar, invitaron a los trabajadores del Centro de día de Benicalap, donde a diario son atendidos los miembros del coro, a subir al escenario y unirse a ellos en la interpretación de “Revolviendo”, dejando claro que esta noche era un canto a la vida.
AFAV y la solidaridad rockera en acción
El broche de oro de la noche lo puso la presidenta de AFAV, quien subió al escenario para dar las gracias a todos los que hicieron posible este evento. Xufatopía by Panach, patrocinador del evento, también se unió a la causa, donando 3001 euros a AFAV, demostrando que la solidaridad se multiplica cuando se mezcla con rock y buena gente.
Cuando el karma te da la mano y te retira a tiempo
Pero como todo buen evento tiene su giro inesperado, el karma decidió jugármela. Mi hija, la misma que me convenció para venir porque “es para ayudar”, decidió que ya había cumplido su parte de la misión. Y claro, cuando una pequeña de 6 años te dice que es hora de marcharse, no te queda otra que hacerle caso. Así que nos fuimos antes de que Los de Marras terminaran su parte del show, pero con la sensación de que, en el fondo, ya habíamos hecho lo que teníamos que hacer.
La próxima vez, espero que el karma nos deje quedarnos hasta el bis.